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Un lugar mágico llamado Dolce Positano

El nombre nació en una reunión en una terraza de Pintor Rosales. Fue allí donde, durante un atardecer de abril, Roberto, mientras respiraba el aire fresco y contemplaba el horizonte, exclamó:

“¡Chicos, después del Parque del Oeste parece como si estuviese el mar!”.
Ese instante lo conectó con su ciudad natal, rodeada por el mar, y le evocó su lugar favorito: Positano.
Alessandro, llevado por la inspiración del momento, añadió la referencia a La dolce vita de Fellini. Y, como en la cocina, mezclaron ideas hasta dar vida a un nombre único: Dolce Positano.

El espacio fue concebido para reflejar la esencia de Positano en cada detalle: desde las callecitas que lo inspiran, sus productos y su frescura mediterránea, hasta los paisajes pintados a mano en las paredes. Todo ello sin perder la elegancia, que solo fue posible gracias al toque femenino de Lorena.

El objetivo de Dolce Positano es que cada cliente se sienta como en casa y reciba, a través de la comida, un regalo tan simple como valioso: una sonrisa. Creemos que este pequeño gesto es también una forma de mejorar el mundo de hoy.